En el cielo, la voluntad de Dios se hace con perfección. El problema es que en la tierra, no siempre se hace la voluntad de Dios. Por eso debemos orar: «Tu voluntad sea hecha en la tierra como en el cielo». Decimos: «Dios, quiero rendirme a Ti. Quiero hacer lo que Tú quieres que haga». El verdadero éxito en la vida es conocer la voluntad de Dios y ubicarte justo en medio de ella.
Puedes orar «Tu voluntad sea hecha» de tres formas diferentes. 1) Puedes decirlo con resentimiento: «Tu voluntad sea hecha, pero no me gusta». 2) Puedes decirlo con resignación: «Tu voluntad sea hecha, porque no puedo evitarlo». 3) O puedes decirlo con anticipación: «¡Tu voluntad sea hecha, porque sé que es lo mejor y es lo que quiero para mi vida hoy!».
Cuando era niño, miraba un programa popular de TV llamado: «Papá sabe mejor». Tu padre terrenal quizás no siempre sepa qué es lo mejor, pero tu Padre Celestial sí.